Si nada lo impide, y la presión internacional no tiene efecto, la salvaje e inhumana cacería de caballos waler acabará con al menos 10000 ejemplares salvajes que viven en las llanuras del norte de Australia. La excusa esgrimida por las autoridades australianas resulta incongruente, cruel e injustificada. Según su comunicado, se les debe matar para que no mueran de hambre y sed y no continúen deteriorando el terreno. Para evitarles esta agonía, la solución mas humana que ha encontrado el Consejo Central de Tierras del estado del Territorio Norte, encargado de la gestión de las tierras aborígenes, es asesinarlos disparándoles desde helicópteros, la que es sin duda una práctica muy compasiva.
La matanza se prolongará hasta mediados del mes de junio. La decisión ha provocado la protesta airada de las organizaciones de protección animal y de las organizaciones ecuestres. El Consejo se justifica afirmando que tanto los caballos, como los burros y camellos fueron introducidos durante la colonización del continente, y que se han reproducido sin control poniendo en riesgo la fauna autóctona.
En un caso más de incoherencia política y dejadez, que parece extenderse por todo el mundo, las autoridades prefieren dejar que el problema de se les vaya de las manos en vez de haber tomado medidas para el control de la población en su momento, como por ejemplo esterilizaciones selectivas de ejemplares.
Las organizaciones contrarias afirman que la caza aérea es inhumana, en cuanto que los caballos quedan heridos y sufren una muerte agónica que puede durar días.
Para la Sociedad de caballos Waler, raza a la que pertenecen estos equinos, la cacería responde a los intereses económicos de los grandes ganaderos de la zona, que no desean competencia en la búsqueda de alimento para sus rebaños. También insisten en que estos caballos son patrimonio de Australia, ya que se les considera descendientes directos de los primeros caballos que fueron introducidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario