domingo, 24 de febrero de 2013

¿LOS TOROS B.I.C.? LAS POSICIONES DE NUESTROS PARTIDOS POLÍTICOS




En la sesión del pleno del congreso celebrada el martes 12 de febrero pudimos observar como todos los grupos parlamentarios se posicionaron en torno a este tema, clarificando por fin ante los ojos de la opinión pública sus posturas, y sometiéndose por tanto al juicio de ésta: hipócritas, interesados y manipuladores pueblan nuestro desvencijado congreso.



El PP mantuvo su monolítica posición. Toros sí, porque son cultura y representan mejor que cualquier otra cosa las raíces de nuestra “españolidad”: del ser español. Asusta hasta el escalofrío escuchar a esta gente afirmar con toda seguridad como ellos, y solo ellos, saben donde radica la españolidad de esta nación. Recortan en cultura mientras subvencionan la barbarie. Arcaica, ancestral y absurdamente viril, la posición de este grupo es la prueba de la existencia revitalizada de aquella España negra, hostil y violenta, que muchos quisieron enterrar antes de tiempo. Cada vez que tiene oportunidad resurge con toda su virulencia e inhumanidad. Esta es la prueba.

El PSOE, fiel a su desconcierto, no sabe no contesta: ni alto ni bajo, ni blanco ni negro, ni toros sí ni toros no. Deberían hacérselo mirar y empezar una profunda regeneración interna o los propios tiempos que vivimos acabarán por comérselos. No se puede ser tan pusilánime ni se puede contentar a todos. En tiempos de incertidumbre observar una posición política tan débil, tan falta de argumentos, es descorazonador. ¿No existe un comité ejecutivo que decide la línea política de este partido, también en este tema? Lo que dejan en evidencia es su miedo paralizante a seguir perdiendo votos, también en este frente, y lo hacen, como siempre, mintiendo a los ciudadanos, escondiendo su posición a la opinión pública. ¡Posiciónense!

IU, grupo manifiestamente antitaurino, o eso dice, compagina su postura oficial con las posiciones que mantiene allá donde gobierna. Toros no, pero en Andalucía, donde gobiernan la Junta en coalición con el PSOE, la realidad es que mientras profundizan en los recortes en educación, sanidad y cultura, aumentan el apoyo económico a la fiesta, que según ellos está poco arraigada y debe llegar a todos los andaluces, que tienen, parece ser que por obligación, que asumirla como una seña de identidad de su tierra. Contradictorios. Una cosa son las palabras en el congreso y las recogidas en su programa electoral, y otra los hechos. Un poco de coherencia señores.

Los grupos nacionalistas llevaron el debate a la trinchera de las competencias nacionales. Poco parece interesarles el sufrimiento del animal, posicionándose como una balanza allí donde mas les conviene para enfrentarse al estado, cuya debilidad parece ser su único objetivo. Los famosos correbus, propios de Cataluña, si son tolerados y promocionados como estandarte cultural de la región, y a ninguno de los partidos nacionalistas se les ocurre plantear en este caso el evidente y despiadado maltrato del animal. Lamentable y bochornoso.

De UPyD ya hemos hablado en un artículo anterior y reproducimos a continuación su contenido:

Nosotros estamos totalmente en contra de su posición, cuyos argumentos consideramos falaces y hábilmente manipulados para defender una posición indefendible: porque cuando el debate se centra en el toro, por mucho aliño filosófico que el Sr. Cantó quiera utilizar, la realidad aplasta a las justificaciones.

Dice el diputado Toni Cantó que su posición se justifica porque él tiene un referente ético, que no es otro que Fernando Sabater, y que éste arguye que los animales no tienen derechos porque no tienen obligaciones, ya que no son sujetos morales. Al no ser sujetos morales no tienen derecho al libre albedrío. Estamos de acuerdo en que no son sujetos morales, pero el debate está manipulado desde su planteamiento.

La posición del señor Cantó no es mas que un lavado de cara y una reinvención de las viejas teorías supremacistas que afirman que por decisión, suponemos que divina, la especie humana es la elegida para reinar en la tierra y más allá, y que por lo tanto tiene ungido el derecho de hacer lo que le plazca con el resto de seres inferiores. Este tipo de razonamientos son los mismos que se aplican en las relaciones machistas, racistas, esclavistas, fascistas, etc. Y en general en todos los malditos “-ismos”. Te exploto y te mato porque yo soy superior y tú eres inferior. La historia de la humanidad es un reguero de “-ismos” que provocaron marginación, abuso, explotación, humillación, tortura y muerte: feudalismo, absolutismo,…, y por supuesto el fascismo o el nazismo. ¿Qué era el nazismo sino esta misma teoría supremacista aplicada a los judíos, gitanos o diferentes, precisamente porque se les consideraba inferiores? Se les explotaba, se les exterminaba y también se les mataba por inercia o diversión.

El planteamiento no debería centrarse en los animales, ya que ellos no solo no tienen moralidad, tampoco tienen posibilidad de elección y particularmente los toros de lidia no pueden disfrutar de libre albedrío. Lo de la libertad, a la que hizo referencia el señor Cantó, es un tema que cae por su propio peso: dice usted que no disfrutan de libre albedrío, ¡claro!, ¿disfrutaría usted de libertad si viviera encerrado toda su vida en una prisión? ¿su no disfrute de la libertad sería producido por usted o por aquellos que le tienen encerrado? ¿qué el toro muera torturado es decisión del toro o del humano que lo mete allí? No tiene sentido justificar la tortura con la utilización del libre albedrío. No tienen libertad porque están sometidos, y si quiere usted conocer el libre albedrío en los animales solo tiene que fijarse en los animales salvajes, que desde luego toman decisiones para evitar y alejarse de los peligros que pudieran costarles la vida. Los toros en la plaza no pueden.

Otra de las contradicciones en las cae usted, señor Cantó, es que para tener ética hay que tener primero moral. La moral es muy sencilla, o eso está bien o eso está mal. Una vez que uno ha hecho su juicio moral puede plantearse construir su propio código de principios éticos. Por tanto, si los hombres somos los responsables del acto del toreo y de la tortura del animal, es lógico que las preguntas debieran recaer en nosotros: ¿por qué nos parece tan bien, tan festivo y tan divertida la muerte del toro en la plaza? A mucha gente le parece bien, a usted le parece bien, por una sencilla razón: porque lo podemos hacer.

Y esa es, y no otra, la cuestión donde debería centrarse el debate: ¿por qué lo hacemos? ¿Qué importa el debate espurio sobre los derechos, los niveles de dolor, el grado de consciencia? El animal no es el problema, sino esa moralidad nuestra que usted reivindicó como algo especial que nos hace diferentes a ellos. No hay que pedirle al animal explicaciones de por qué muere, es absurdo, sino pedírselas al asesino, que es el que tortura y asesina. Así que en vez de buscar una explicación en la naturaleza del animal, búsquela en usted mismo , y si no es capaz al menos reconozca que disfruta en una plaza de toros. No hay por qué tomar atajos.

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