Afirman los aficionados a estos espectáculos que no puede existir ningún debate, ya que los perros y los caballos corren por naturaleza. Y efectivamente es así, al igual que estas personas también correrían en determinadas circunstancias, pero seguro que no les gustaría que las instigaran, torturaran o presionaran para que lo hicieran.
Como siempre ocurre con los animales que son utilizados para espectáculos “humanos”, tras esa vida aparentemente feliz, de cuidados y atenciones, existe una realidad cruel basada en la asfixia física del animal, en la anulación de su voluntad, y en el sometimiento de su naturaleza.
¿Qué o cuáles son aquellas técnicas utilizadas para instigarlos a correr? Todas aquellas que vayan contra su naturaleza. Como son animales sociales y de manadas, tanto perros y caballos serán sometidos a una vida de reclusión y soledad, evitando las carreras y juegos con otros miembros de su especie y el necesario ejercicio físico. Solo de esta forma consiguen llevarlos al stress, a un estado de presión y ansiedad que revienta en el momento de la carrera, provocando una explosión física inusitada.
Conozco a muchos galgos felices, que tienen una vida equilibrada y una alimentación adecuada a sus necesidades. Pasean, juegan con otros perros y se relacionan con los humanos. No es natural en ellos correr disparados hacia la nada, ni mucho menos en largas distancias ni a altas velocidades. Cualquiera puede hacer la prueba con su perro. El comportamiento de perros y caballos en estos centros de explotación puede merecer cualquier denominación menos la de natural. Y cuando ya no son competitivos…
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